miércoles, 30 de mayo de 2012

Algunos temas de la economía nacional a tener en cuenta.

Cinco son, a nuestro entender, los temas que han sido recogidos en distintos medios de prensa y análisis académicos y que nos interesan destacar. El primero de ellos es el problema del déficit fiscal. Esto es importante dado que la política económica de gran parte de la última década se basó en los llamados superávit gemelos. En otras palabras, el superávit fiscal y el de la balanza comercial. En cambio, en nuestros días, esta realidad ya no es registrable. Por un lado, porque el volumen del gasto público ya no es acompañado por la capacidad del Estado de imponer a la sociedad, por otra, por los cada vez mayores problemas en la balanza comercial que sólo se sostiene por los precios internacionales de los bienes agrícolas. Así, como ejemplo, el déficit fiscal de este último mes de abril se da a pesar de un superávit fiscal primario, ya que de él se deben devengar los pagos de la deuda pública, los aportes del ANSES, del Banco Central, de PAMI y de otras áreas menores. De esta situación, en segundo lugar, no escapan las provincias que presentan dificultades para afrontar sus pagos a proveedores y contratistas, y, fundamentalmente, para el pago de sueldos a sus empleados y jubilaciones. Esto ha llevado a que algunos gobernadores, se hayan tenido que expresar, (afirmándolo o negándolo) sobre la posibilidad cierta de la reaparición de las cuasi monedas para hacer frente a sus obligaciones de pago ya que no les alcanza con los recursos propios y los coparticipados atados a los problemas de déficit fiscal nacional. Esta situación se produce independientemente de la presión tributaria que se ejerce sobre la ciudadanía y de los aumentos de los impuestos provinciales. En tercer lugar, la denominada "crisis del capitalismo de amigos" y de los subsidios para los servicios públicos ofrecidos por concesionarios privados. En este aspecto se demuestra una clara incapacidad y desinterés del Estado para ejercer el control de las empresas terciarizadas que usufructuando de los millonarios subsidios estatales no generaron cambios sustanciales en la calidad de los bienes públicos ofertados. Los cambios en la orientación de estas políticas durante los últimos meses se producen principalmente como una respuesta al problema del déficit fiscal, no por un cambio en el entendimiento de las formas de relación gobierno- empresarios. Este tema, en un primer momento, fue planteado por el gobierno como un problema resoluble por medio de la quita de los subsidios a la energía y al transporte, pero luego se debió avanzar en la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central para autorizar un aumento en el gasto público. El cuarto, es un problema endémico pero que se ha querido ocultar durante los últimos años: la inflación de precios. Los procesos inflacionarios en nuestro país han sido muy estudiados, encontrándose una de las explicaciones canónicas en la incapacidad del Estado para controlar y direccionar el conflicto distributivo. Sin embargo, en los últimos años los procesos inflacionarios se produjeron a partir del aumento del gasto público y de la apropiación por parte del gobierno de difentes "cajas" que financiaran un modelo de capitalismo prevendario que hoy se discute. Por último, y relacionado con lo antes dicho, los nuevos reparos de la población para mantener sus ahorros en moneda nacional. Esto explica el corrimiento de parte de los ahorristas (quienes pueden hacerlo) hacia una moneda como el dólar, que era considerada como barata dada la inflación producida durante los últimos años y a pesar de no haber sido un correcto "negocio" económico que otorgara ganancias. Esta situación se ha agravado en los últimos meses en los cuales la opción frente a la pérdida del valor de la moneda ya no es el consumo de bienes como los electrodomésticos o la compra de autos. Esta situación se complica con las trabas cambiarías aplicadas desde el gobierno nacional y que fundamentalmente generan mayor incertidumbre en los pequeños ahorristas. Este problema no es independiente del retraso que está sufriendo el peso con relación a otras monedas latinoamericanas fundamentalmente el real, que han tenido correcciones devaluatorias respecto de la moneda estadounidense. Todos estos elementos no nos hablan necesariamente del fin de un ciclo, sólo nos hace prestar atención al surgimiento de al menos una nueva fase de restricciones en un gobierno acostumbrado a la fuga hacia adelante con el objetivo de mantener el centro de la escena.