sábado, 13 de marzo de 2010

Oposición y Oficialismo ¿comportamientos impensados?

Las expresiones periodísticas han buscado definir posiciones maniqueas entre oposición y oficialismo. Se presume una homogeneidad en cada uno de los bloques legislativos. Se critica la posibilidad de, o imposibilidad de, juntar voluntades para doblegar a los otros.
Estas acciones que son consideradas como totalmente imprevistas, oscuras o traidoras, deben rastrearse, en cambio, en las características propias del sistema de partidos políticos del país.
El sistema de partidos de Argentina ha sufrido una importante metamorfosis desde 1983. En ese momento la nacionalización era su característica más destacable que implicaba un alto nivel de congruencia entre las expresiones provinciales y las nacionales.
Así se podía hablar de sistemas de partidos perfectamente nacionalizados en los cuales los principales competidores eran idénticos en las contiendas nacionales y sub nacionales, y los resultados de las mismas también coincidían en general.
Las sucesivas crisis del sistema político impactaron sobre el sistema partidario. Con ello se observa que estos fenómenos, profundizados en los últimos quince años, conllevan la desnacionalización de los patrones de representación y de la competencia política.
En otras palabras, se ha vuelto un sistema federalizado incongruente en el que conviven en interrelación un sistema territorial de partidos con un sistema nacional de partidos.
Por esta causa se debe recuperar el escenario provincial como ámbito relevante para explicar los diferentes sistemas de alianza en los ámbitos legislativos nacionales. La estructura del poder local también afecta la competencia por los cargos nacionales.
Los sistemas de partidos sub nacionales se articulan con los niveles superiores de competencia en los que participan los partidos políticos nacionales. Esta interacción trae consecuencias en el balance de fuerzas que los cambios en la escena sub nacional pueden proyectar hacia los otros niveles.
Es a partir de ello que se desprenden dos consideraciones. La primera es la territorialización y disgregación de la política de partidos. Este último concepto refiere a cómo el voto para los mismos cargos se distribuye entre distintos partidos en las distintas provincias. La consecuencia de una mayor disgregación es la diferenciación entre los sistemas de partidos en las distintas provincias.
La segunda es la desnacionalización o incongruencia del sistema de partidos. Ésta designa la probabilidad o no de que los principales partidos en competencia obtengan proporciones semejantes de votos en distintas provincias. Pero desnacionalización no es disgregación.
A partir de estas conceptualizaciones se sostiene que la territorialización de la competencia electoral resulta de la coincidencia entre la disgregación y la desnacionalización del sistema de partidos.
De esta manera, lo ocurrido en cada provincia contribuye a los cambios del sistema de partidos de nivel nacional. Sin embargo no en todas las provincias se registran cambios significativos. Fueron las más pobladas las que dinamizan estas lógicas del sistema de partidos nacional. Aún cuando las elecciones 2007 parecen desacelerar el ritmo de la descomposición partidaria posterior a 2001, no hay indicios de recomposición de la uniformidad territorial.
Estas consideraciones nos llevan a concluir que el modo en que se comportan los representantes electos en la Legislatura nacional debe ser entendido en este contexto y no pensar su accionar con el antiguo modelo de la nacionalización y la congruencia del sistema de los partidos políticos argentinos.