miércoles, 16 de febrero de 2011

Boleta única y reacomodamiento partidario.

Como durante los últimos veinte años Santa Fe innova en materia de legislación electoral. No sólo lo hizo en su momento con la aplicación de la ley de lemas y sus sucesivas modificaciones, sino que también con su derogación y sustitución por las internas abiertas, simultáneas y obligatorias para los partidos y semi obligatorias para los ciudadanos. Ahora es el turno de la boleta única sancionada en la ley Nº 13.156. Sólo se podría especular si esta será o no la antesala del voto electrónico.
Nuevamente las diferentes fuerzas políticas ven en las discusiones del sistema electoral una forma posicionarse de la manera más óptima al dirimir sus disputas por la representación democrática.
Durante el mes de junio del año 2010 la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe, que cuenta con una mayoría automática de diputados oficialistas otorgada constitucionalmente, dio media sanción al proyecto de boleta única presentado por el diputado Pablo Javkin (ARI), parte del Frente Progresista Cívico y Social . Dichas boletas se utilizarían tanto en las elecciones para los cargos provinciales como en los municipales y serían diferentes para cada categoría a elegir.
La media sanción pasó a la Cámara de Senadores dominada por distintas fracciones peronistas y aguardó su tratamiento. Los medios de prensa consignaban que, no sin cierta sorpresa, en la última sesión ordinaria del año, el 25 de noviembre, fueron los propios senadores peronistas los que retomaron el proyecto y lo convirtieron en ley.
Sin embargo estos senadores no sólo aprobaron el proyecto recibido desde Diputados sino que además dieron media sanción a otro proyecto en el cual modificaban la ley de boleta única sancionada haciendo extensiva su aplicación también a las elecciones primarias.
Esta iniciativa no prosperó por la finalización del período legislativo, pero sin embargo fue tomada por el gobernador Binner quien en el mes de diciembre firmó un decreto en el cual vetó el artículo 19 de la ley permitiendo ahora que el sistema no sólo fuera aplicado en las elecciones generales, sino también en las elecciones internas simultáneas y obligatorias para los partidos políticos. También aquí se planteó el debate sobre el avance del poder ejecutivo sobre las facultades legislativas del Congreso Provincial por medio de un veto parcial.
Según el decreto, esta uniformización del sistema busca, “la consolidación de la calidad institucional y la transparencia” como también “fortalecer la democracia representativa al contribuir con la consolidación de los partidos políticos representativos”.
Los análisis de los motivos políticos que llevaron a las distintas fuerzas a apoyar dicho proyecto parece residir en que tanto el peronismo (que se había opuesto inicialmente a la iniciativa) como los seguidores socialistas del gobernador Binner encontraron en la propuesta la posibilidad de impedir, por motivos diferentes, la tracción de votos que tiende a producir la lista sábana.
De esta manera a un peronismo, en ese momento, sin un liderazgo electoral claro para la gobernación le permitía trabajar los votos en las diferentes categorías (presidentes comunales, intendentes, diputados provinciales y senadores) negociando con los candidatos a gobernador según las distintas líneas internas, o simplemente desinteresándose de lo que pueda pasar en dicha elección.
Por su parte a Binner le garantizaba, en el mes de noviembre, que su propio candidato a la gobernación en las internas abiertas, el ministro Antonio Bonfatti, tuviera mejores condiciones frente al primer candidato presentado por el radicalismo, el intendente de Santa Fe Mario Barletta que ya había lanzado su campaña electoral. Así se impediría la tracción de una presencia radical en las comunas, municipios y departamentos. Además le posibilitaría al gobernador la negociación con los referentes radicales de estas instancias locales que buscan su reelección garantizándoles su apoyo o al menos su prescindencia.
Como ha señalado Gerardo Scherlis y Lilia Puig, en estos movimientos no sólo se dejó ver cuál era la posición de los senadores justicialistas en este tema, sino también su causa común con el ejecutivo provincial.
Desde ya que este panorama se complejizó durante las primeras semanas del presente año con el proceso iniciado por el justicialismo provincial en el cual kirchneristas militantes, kirchneristas críticos y seguidores de Reutemann se han unido para llevar un signo partidario común.
Por su parte, en el socialismo, el lanzamiento del Senador Rubén Giustiniani ha refrescado las viejas tendencias rupturistas históricas de esa fuerza, que deberá procesarlas en su interior y en el propio Frente Progresista, Cívico y Social.
En este marco fue reglamentada la ley de boleta única con la que se votará en las elecciones primarias del 22 de mayo y las generales del 24 de julio y que fue sancionada en el decreto 86/11, como también con las actuaciones de oficio del Tribunal Electoral Provincial.
Una característica que tiene el sistema de votación y es que las boletas serán separadas para cada categoría, con lo cual, se presume, podrá alentar decisiones diversas según el cargo a elegir. Además, estas boletas serán entregadas en la mesa de votación, y las mismas serán numeradas secuencialmente.
Cada categoría a ser electa tendrá una hoja diferente (cinco en los municipios y cuatro en las comunas), tamaño oficio, en la que se marcará la elección de cada ciudadano. Además todas las boletas contarán con la aclaración de la fecha, la categoría de elección, el departamento, la localidad y el número de mesa.
Los distintos partidos o frentes provinciales tendrán un orden dado por sorteo, lo mismo sucederá con los sectores internos de cada grupo provincial. Este orden se mantendrá también en las elecciones generales. Las boletas son impresas y distribuidas directamente por el Estado junto con el resto del material electoral. Así los distintos partidos no deben preocuparse por la distribución de las mismas.
Éstas contienen el nombre del partido, su símbolo y el nombre del candidato. En el caso de las boletas de gobernador, senador e intendente contendrán las fotos de todos los candidatos. En el caso de los cargos legislativos con elección plurinominal, las boletas no llevarán fotos y sólo consignaran los nombres de los dos o tres primeros candidatos (lo cual aún está sin reglamentar de acuerdo a la cantidad de listas presentadas). Esta desinformación, como ha señalado Domingo Rondina de la Fundación Derecho Social, se buscará subsanar colocando en la boleta una frase que indique que el elector vota a todos los demás candidatos cuyos nombres no ve en la boleta.
La única autoridad de los comicios es el Presidente de Mesa sobre el que recae la legitimidad del acto. Además con el nuevo sistema desaparecen los padrones femenino y masculino para convertirse en uno solo con electores de ambos sexos sin distinción.
En la mesa habrá distintos talonarios (uno por categoría para los municipios y de distintos colores) con tantas boletas únicas como electores haya en la mesa con un número máximo de trescientos cincuenta sufragantes. Cada una constará de dos partes separadas por una línea de puntos troquelada: la boleta y el talón. En ambos están los datos de la elección y la mesa, pero además los talones están numerados correlativamente aunque no las boletas pues de ser así permitirá la identificación del voto.
Una vez identificado el elector se le entregan una boleta por categoría firmadas por el Presidente de Mesa. Las marcas se realizarán con un bolígrafo que será dado por la autoridad de los comicios, lo cual podrá llevar a que sean recurridos aquellos votos marcados con otras tintas.
Una de las discusiones que se han presentado a partir de los simulacros realizados en la provincia en el mes de enero es la extensión del tiempo para sufragar que tiende a quintuplicarse, con ello podrá exceder el tiempo de votación de los electores al horario fijado para el cierre de los comicios. Esta situación ha buscado subsanarse colocando cinco cuartos oscuros móviles por mesa de votación.
En la ley no se estableció el tipo de marca que debe hacerse en la boleta para indicar la opción electoral. Por ello cualquier tipo de marca o símbolo deberá ser aceptado, incluso aquellos que puedan ser ofensivos para los candidatos seleccionados. Se ha considerado que esta situación puede llevar a favorecer un mecanismo de compra de votos a partir de marcas predeterminadas.
Otro de los cambios de la cultura electoral es que entregar una boleta sin marcas no implica votar en blanco, sino que el voto será nulo ya que existe entre las opciones la de voto blanco que deberá ser seleccionada si así lo desea el ciudadano. Esta diferencia no sólo es de carácter estadístico, sino que impacta en la propia distribución de las bancas.
Una vez terminada la selección el ciudadano doblará cada una de las boletas y las introducirá en una urna que tendrá bocas con los colores correspondientes a las categorías que se elijan. Aquí se puede dar una segunda instancia de fraude como es el voto en cadena que se produce al introducir un ciudadano un papel del color correspondiente y sustraer una boleta que los demás ciudadanos traerán pre marcadas.
Un dato de interés es que cada mesa poseerá además un talonario suplementario de boletas en caso de que se produzcan errores en los votantes o rupturas de las boletas previamente a la introducción en la urna. Además, como es práctica común, si es necesario agregar votantes de las fuerzas de seguridad o que sean fiscales.
A partir de la reglamentación distintos dirigentes justicialistas cargaron contra las especificaciones dadas por el Ministro Héctor Superti quien declaró que el nuevo sistema para sufragar era “complejo”. Tanto Carlos Carranza desde el reutemismo, como Agustín Rossi desde el FPV consideraron que se está frente a situaciones de irresponsabilidad e improvisación que sólo generan desconocimiento, confusión y promueven la falta de información.
Durante este tiempo, no sólo se está experimentando con cambios en el sistema de emitir el sufragio y cómo los ciudadanos y partidos se adecúan al mismo. También se está participando de un fuerte reacomodamiento interno de las fuerzas políticas provinciales, las cuales deberán demostrar su capacidad de procesarlos y de consolidar la cohesión partidaria y frentista.


para ser publicada en El Estadista