Licenciado en Ciencia Política- UNR. Docente-investigador
de UNR-UNER.
1-
¿Cómo
analizas la actualidad política en Brasil?
G.M: Cuando
uno sitúa la realidad brasileña, la primera gran constatación que uno hace es
que Brasil es un continente, un país tan grande, tan heterogéneo, con una
diversidad social y cultural tan impactante que desde nuestra perspectiva
argentina, nos parece realmente inconmensurable en sus realidades y situaciones.
En ese contexto debemos entender el gobierno de Dilma Rousseff que tuvo en el
inicio de su segundo mandato un momento clave. Estuvo condicionado por una realidad
muy contrastable con su anterior período, ya que se dieron cambios profundos en
su política económica. Esto no limitó necesariamente
a las grandes iniciativas del gobierno del PT (Partido de los Trabajadores) que
fueron colocadas desde el inicio en las políticas y prácticas sociales
inclusivas. Sin embargo, el impacto que tuvieron las nuevas medidas de ajuste marcó
el fin de una determinada etapa de esta experiencia. Por una parte, desde un
sector proclive al PT lo veían como un ajuste impensado por un partido de
izquierda, y desde el otro lado, los actores más tradicionales de la sociedad
brasileña lo veían como políticas insignificantes que no encaraban lo que
realmente se debía hacer. El inicio de este segundo mandato marca el cambio de las
expectativas sociales sobre el gobierno de Dilma.
2- Muchos consideran que el segundo mandato de Dilma fue un error.
¿Cómo lo analizas?
G.M: La
primera cuestión clara a señalar es que Dilma gana con amplia mayoría en varios
estados pero le es muy complicada la situación en los núcleos de estados más
desarrollados. No nos olvidemos que los demás candidatos fueron muy poderosos
electoralmente. Hay algo muy interesante a señalar ya que cuando se cruzan los mapas
del impacto de los planes sociales con el voto al PT, se constata una correlación ya que donde se localizaban
más planes sociales el PT tenía mayores niveles de aceptación. En esta segunda
elección hay que plantear algunas situaciones. Primero que a Lula le convenía
que gane Dilma porque él se constituía en el seguro candidato del PT en las
elecciones de 2018. Segundo, que de mantenerse el acuerdo con el PMDB (Partido
Movimiento Democrático Brasileño,) era casi seguro que se ganarían las
elecciones. En la política brasileña,
por su sistema de partidos, necesariamente para ganar las elecciones se deben dar
acuerdos. El PT siempre tuvo que hacerlo. Por esto no fue un error, sí una posible
acción lógica frente a una segura postulación de Lula en 2018, ya que los
partidos están estructurados para ganar elecciones.
3-
¿En
qué quedó la imagen positiva de Lula da Silva?
G.M: Hoy
en día es cercana al 25 %, un núcleo duro de militancia del PT siguen estando y
apoyando a Lula como un líder que puede cambiar esta situación. Sí es verdad que
su imagen positiva disminuyo y las opiniones negativas crecieron. Es por lo tanto
una imagen parecida a la de Cristina Fernández acá en nuestro país con personas
que siguen apoyando a su partido y a su liderazgo, pero también un gran número de
gente que rechazan su figura para ocupar un cargo público.
Un dato muy significativo de la realidad brasileña
es el temprano encarcelamiento de un grupo importante de empresarios ligados a
la obra pública que fueron acusados de ser parte de un mecanismo significativo
de tráfico de dinero de las arcas públicas a las privadas para obtener beneficios
personales o para los partidos políticos.
4-
¿Qué rol
tuvo y cómo influyó las acciones que llevó adelante el PMDB en la pérdida de
poder de Dilma?
G.M: Determinante.
Sin el cambio de posición del PMDB hoy no habría impeachment. Cuando empiezan a salir los ministros de ese partido del
gabinete de Dilma, ya estaba echada la suerte de que se vote a favor del juicio
político. Mientras que de parte del Partido de la Social Democracia Brasileña
(PSDB), que fue gobierno antes de PT, al
principio estuvo en contra del juicio político pero luego, según aducen por la
aparición de pruebas contra la presidente, cambió su postura.
Durante los últimos tres meses, según el humor
social, según como se presentaban las posibilidades y como se contaban los votos en el Congreso,
iban cambiando las posturas a favor del juicio político.
Un actor importante en este proceso es el ex
presidente Fernando Henrique Cardoso del PSDB,
aunque ya no tiene cargos
institucionales sigue tomando decisiones y teniendo influencias dentro de su
partido. Él, había sugerido a fines
de 2015 que la oposición no debía fijarse como prioridad el impeachment, sin embargo posteriormente
modifica su posición hasta convertirse en un claro promotor de la medida.
El grueso de los políticos brasileros plantea que Dilma no ha tenido casos
personales de corrupción, pero si su partido y su gobierno.
5-
Recién
hiciste referencia al humor social del pueblo brasileño, ¿Cuánto influyeron las
movilizaciones y las protestas de la gente?
G.M: Mucho,
porque allí tenemos junto a la masividad de las protestas, a sectores muy importantes
de Brasil movilizándose en contra del gobierno. Uno se puede tentar en
calificarlos como sectores de clases medias urbanas. Pero debemos refinar
nuestra observación porque sino uno termina creyendo que los ricos están a
favor de este, y los pobres a favor de aquel. Y ese no fue el caso. La amalgama
de distintas clases sociales se vio en las movilizaciones urbanas que buscó
respaldar al accionar de la justicia brasileña.
Allí la justicia ha funcionado de manera diferente a
lo sucedido en Argentina. En nuestro caso se juzga cuando los funcionarios están
ya fuera del ejercicio del poder. Puede ser en algunos casos porque el ritmo de
los procesos es otro, pero políticamente podemos sostener que en las últimas
décadas se ha constatado la debilidad del poder judicial argentino frente a quienes
ejercen el poder ejecutivo.
En el caso de Brasil, es a partir de las acciones
de un juez estadual que se fueron dando las circunstancias para que Dilma pueda
ser juzgada.
Políticamente podemos sostener que la oposición
buscó echar a Dilma, para echarlo a Lula, no se buscó que sólo perdiera Dilma, se
buscó que perdiera el PT.
Técnicamente el caso es sobre la utilización de las
cuentas públicas para esconder el déficit fiscal, pero en el fondo se están
discutiendo los casos de corrupción que también tienen implicados a quienes separaron
del cargo a Dilma. Por lo cual lo que está en crisis es la propia clase política
brasileña.
6-
En
nuestro país también hay posibles casos de corrupción que están siendo
investigados. ¿Crees que en Argentina puede suceder como en Brasil?
G.M: En lo
referente a la separación de un presidente en Argentina tuvimos un caso similar
a Brasil en el año 2001. Fueron dos instancias donde los parlamentos terminaron
tomando las decisiones respecto de cómo resolver las crisis políticas que se
estaban dando. Esto ha sido muy estudiando por Aníbal Pérez Liñán que analiza el
rol de los parlamentos en la destitución de presidentes o resolución de crisis políticas en América
Latina. En estos casos la propia institucionalidad política es recorrida a
veces por un camino de cornisa como fue en el caso de Paraguay. Sin embargo han
logrando sobrellevar crisis políticas
que antes se resolvían con un golpe de Estado militar que implicaba el fin de
la democracia y de las libertades civiles.
Esto nos muestra que ante estos nuevos patrones de
inestabilidad política hay ciertos sesgos de resolución de estos conflictos por
vía de la institucionalidad que es un cambio significativo. Nos puede parecer
poco o mucho, pero que en Brasil se tengan elecciones municipales en octubre demuestra que continúa la vida política, cuando
con un golpe de Estado hubiese sido completamente distinto. Tampoco es lo mismo
que ya que Dilma sigue recorriendo el país y hablando contra el actual
gobierno, y además la justicia continúa juzgando a políticos que incluso
votaron a favor del impeachment o son
parte del ejecutivo interino.
7-
¿Qué
papel tiene Michel Temer en este momento en la política brasileña?
G.M: Temer
es caracterizado como un político profesional, la política es su trabajo y su
vida. Siempre fue un político muy importante pero ha sido caracterizado como
alguien que se mueve más en las sombras, que no ha tenido una alta exposición.
No diría de segunda línea. Es un miembro fundamental en su partido el PMDB, que
ya tuvo tres presidentes en Brasil. Llegó a ser vicepresidente de Dilma y
termina alcanzando el cargo máximo.
Temer desde los últimos meses, empezó a observar
las posibilidades reales de llegar a la presidencia y por eso comenzó a formar
su gabinete y su gobierno antes de la votación del impeachment de las últimas semanas.
Sin embargo debemos reconocer otros actores en la
política brasileña. Uno de los fundamentales en la vida institucional es la
Federación de las Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) ya que es el
sector corporativo y empresarial más fuerte y que ha tenido una voz
significativa para pensar la vida política brasilera. Su oposición a Dilma fue
fundamental.
Otro actor fueron
los medios de comunicación. En la oposición al gobierno del PT particularmente la
Red O’Globo, que ha colocado en otras
épocas incluso presidentes, fue fundamental para torcer la voluntad de muchos
legisladores a la hora de votar el impeachment.
8-
¿Cómo
influyeron los medios de comunicación en el segundo mandato de Dilma y en este
proceso?
G.M: Negativamente,
dándole un lugar sumamente destacado a movilizaciones en contra del gobierno.
Aunque no hacían necesariamente lo mismo con las muestras de opiniones a favor.
Sin embargo periódicos de menor tirada o que se expresan por medios más
reducidos han sido críticos de este proceso
9-
A modo
de análisis, ¿Cómo puede continuar esta etapa?
G.M: Hoy
en día todo implica que Dilma una vez apartada del gobierno, continuará con su defensa tratando de actuar
y convencer a la opinión pública. Sin embargo los mecanismos legales
continuarán con su funcionamiento. Así, haber tenido una votación absolutamente
aferrada a la legalidad hará que este procedimiento prosiga, pero no es un
sinónimo de tener un nuevo gobierno que se hace cargo del poder de Brasil con
legitimidad. El propio Temer se caracteriza como presidente interino porque es
totalmente consciente que su legitimidad de origen es y va a ser cuestionada.
Un dato importantísimo es cómo continuarán siendo
aplicadas las políticas sociales de inclusión del PT. Porque de ello surgirá la
lectura que del proceso haga una parte muy importante de la población que se
beneficia con las mismas. Por otra parte el gobierno ha anunciado medidas
privatizadoras de puertos, aeropuertos, de producción de energía, entre otras
áreas, lo cual en cierta medida vuelve a traer ante nosotros un discurso mucho
más similar al de los años 90 por la necesidad según del gobierno Temer de
reducir el déficit fiscal.
10-
¿Qué
repercusiones puede generar que un país bajo el régimen democrático esté
pasando por el proceso que está atravesando Brasil?
G.M: La
institucionalidad brasilera está tratando de procesar una crisis política muy
fuerte en la cual si nosotros nos basamos por los 54 millones de votos uno
podría decir en Brasil se está llevando adelante una injusticia. Lo que pasa es
que ahí es cuando nosotros estamos teniendo que discutir por un lado legalidad
de los actos, y todo lo q ocurrió esta previsto en la Constitución brasileña.
Sin embargo está el tema es la ilegitimidad, probablemente
Dilma sea el significante de Lula y del PT, como dije antes, se está echando a
Lula y al PT. Los hechos por los que se la termina acusando a la presidente en
realidad refieren a otra cosa muy distinta de la corrupción que atraviesa al
país.
En estos hechos de corrupción también están implicados
los otros partidos del gobierno interino e incluso el propio Temer. Por eso se puede decir que lo que tenemos hoy es
una crisis muy importante a la política brasilera en su conjunto. La podemos
asemejar al 2001 en Argentina más que a nuestra actualidad.