“[E]l Presidente,
electo, en posición triunfante, lee su primer discurso:
‘Asumo el Gobierno del
País en condiciones desastrosas. Todo el sistema político está colapsado y
desacreditado. Los representantes del pueblo en el Congreso Nacional
representan sólo a las directivas de sus partidos políticos, los cuales, a su
vez, son clubes electorales sin crédito en la población. Todo se mantuvo
centralizado en el Gobierno Nacional, mientras el discurso de descentralización
encubría el engaño. El poder judicial tiene menos credibilidad que los partidos
políticos. Las organizaciones vecinales son ignoradas y sobreviven sin
gobernabilidad sobre los problemas comunales, mientras éstos se acumulan como
asuntos de menor valor en la agenda del Presidente y sus Ministros. La
corrupción invadió todos los ámbitos de la vida nacional y penetró el entorno Presidencial.
Hemos vivido nuevos seis años de estancamiento inexplicable. Podemos exhibir la
triste marca de completar doce años sin crecimiento desde que mi partido está
en la oposición. Se aplicó despiadadamente un ajuste económico para detener la
inflación y sanear el sistema económico. Ese ajuste tuvo un altísimo costo
político para el Gobierno, deterioró el nivel de vida de la población y no
produjo beneficio alguno al país. Ahora la inflación es mayor que al inicio del
gobierno anterior y la economía continúa estancada. Ningún problema ha sido
enfrentado con seriedad, competencia y coraje. El déficit de vivienda popular
es 30% mayor que antes. La inseguridad personal cubre todo el territorio
nacional. El sistema de salud está carcomido por la ineficiencia, el
clientelismo burocrático, el desfinanciamiento y la corrupción. La educación
pública opera en promedio durante siete meses del año y con una calidad
deplorable. La capital, saturada de construcciones y vehículos, supera sus
posibilidades y funciona como un gran estacionamiento de tortugas. No hay agua
potable, las alcantarillas están desbordadas, cualquier lluvia paraliza el
sistema urbano, los teléfonos no operan, los cortes sorpresivos de energía
eléctrica y su racionamiento son hoy parte del paisaje. Ese es el país que
recibo. Prometo democratizar el sistema político, prometo restablecer la ética
del servicio público, prometo reformar el sistema electoral, prometo recuperar
la economía, prometo erradicar la corrupción,… prometo… prometo”.
en Matus Carlos, Adiós Señor Presidente, Ediciones de la UNLa, Remedios de Escalada, 2011, págs. 29-30