Ya está disponible el e-book de la Escuela de Ciencia Política, de descarga gratuita, sobre el Fenómeno Milei. En él colaboro con un capítulo.
Doctor en Ciencia Política (UNR) Magister en Ciencia Política y Sociología (FLACSO) Licenciado en Ciencia Política (UNR)
jueves, 3 de julio de 2025
miércoles, 2 de julio de 2025
Por qué la mitad de la gente no fue a votar, dilema y desafío para la política
Por qué la mitad de la gente no fue a votar, dilema y desafío para la política
Un comicio de escaso interés en la valoración ciudadana, y la pérdida de capacidad de los partidos por entusiasmar al electorado, entre las claves que explican una deserción histórica en las urnas.
La elección de este domingo en Santa Fe pasó a la historia como la de mayor deserción de votantes que se tenga registro desde la recuperación democrática en 1983. Un promedio del 52% del padrón que haya dado el presente, incluso menos en Rosario, donde el 48% acudió a las urnas, hizo repensar dentro y fuera de la atmósfera política. Y si bien esta retracción del interés popular por la vida cívica es un fenómeno extendido a nivel nacional, incluso continental, aquí fue el rasgo saliente de la jornada.
Consultado el politólogo rosarino Gastón Mutti, las razones aparecen enseguida y desde las cuestiones más elementales. “El voto obligatorio tiene como objetivo superar el problema de la acción colectiva y cómo hacer para que la ciudadanía individualmente tienda a participar. Esa obligatoriedad no tiene ninguna eficacia ante la posibilidad de una sanción. El otro día una alumna me decía que la multa por no ir a votar es más barata que un pasaje en colectivo. Con lo cual, eso hace que gente prefiera pagar la multa y no ir a votar”, comenzó.
“Hace ya unos 10 años que venimos pasando de 77% de intención de voto al 73%, 67%, 54% y quedamos abajo del 50% finalmente. Vemos entonces una reversión absoluta de la capacidad de los políticos para entusiasmar a la ciudadanía con la posibilidad de opciones electorales en este momento”, advirtió este docente de la Facultad de Ciencia Política de la UNR, y la UNER. “Lo interesante –amplió– es que ni tampoco La Libertad Avanza lo hay logrado, cuando dos años atrás muchos decían que las personas descreídas habían encontrado en ese espacio quien las representara. Evidentemente, eso no es así. Porque si no habría más del 60% de afluencia de votantes para esa nueva opción que les brinda una manera de ver”, dedujo Mutti.
Por lo demás, el analista reparó en el caso de la elección en Formosa, este mismo fin de semana. Allí la afluencia de electores fue del 60%, igualmente bajo pero alto para los demás comicios de los últimos meses en el país. “Eso indica que en algunos territorios el aparato político, sea cual fuere el partido, sigue teniendo efecto importante y generando que el nivel de votación sea mayor que en otros lugares donde esas estructuras han dejado de tener tal influencia, ya sea por la dádiva o el traslado del votante u otros mecanismos. En Corrientes el aparato no es del PJ sino de la UCR y también funciona. En Neuquén con el MPN igual. En la propia Santa Fe hay lugares con porcentaje de votación mas alto y mayor deserción en los centros urbanos más grandes, y es porque los aparatos locales se movieron”, observó.
Mutti también valoró el hecho de que la elección de concejales, tal como sucedió en los municipios, tuvo menos atractivo para el electorado. “Eso no motorizó y el esfuerzo de los partidos no dio resultado para que la gente fuera a votar. Una de cada dos personas no fue”, concluyó en diálogo con RosarioPlus.
Pese a todo, los ejemplos alrededor acentúan la certeza de que es una tendencia general en la vida política de estos tiempos. La elección en Chile este domingo transcurrió en esa dirección: en las primarias para elegir precandidatos presidenciales del país vecino solo acudió a las urnas 1,4 millón de personas, sobre un total de 15 millones habilitadas para sufragar, puso como ejemplo el politólogo.
En cuanto a la efervescencia de las redes sociales que harían suponer un interés mayor por la política, en función de la grieta instalada entre peronismo y anti peronismo, libertarios y progresistas, no resulta un parámetro digno. “No es una referencia válida porque no dejan de ser microclimas. Una nube de Twitter ni siquiera dialoga con la otra nube de Twitter opuesta. El problema es que cada uno estamos en un microclima, más o menos politizado, y luego te encontrás con gente que se sorprende de tanto lío para elegir concejales”, distinguió.
Otro pensador de la cuestión como Juan Lucca, docente de Ciencia Política de la UNR, concluyó en que "esta elección marca una despolitización ciudadana. Tal vez, cierta estabilización en términos macroeconómicos hizo que la gente no fuera a votar con el enojo del bolsillo aunque el bolsillo esté desfondado y no haya plata. Pero no está la sensación de la inflación comiéndose las expectativas", evaluó.
“Es un año electoral cargado –añadió–, y lo que se ponía en juego, al menos en Rosario, no es de lo más convocante: concejales. Eso quizás desalentó a votar, y no fue concurrente con otra elección que la traccionara, no se elegía nada a nivel ejecutivo”.